el amor

El amor nace con una sonrisa, crece con un beso y se muere con una lagrima.

miércoles, 24 de abril de 2019

Julia apretó el bolso con firmeza, consciente de que ha llegado una hora antes. Será mejor echar un vistazo a los escaparates y aparecer cinco minutos tarde, no quiero dejar la impresión de que le he estado esperando, pensó nerviosa. Marcos la había llamado el día anterior pidiéndole otra oportunidad, era lo que ella había esperado las últimas dos semanas. El niño no paraba de preguntar cuando volvería  papa del viaje y ella ya no sabía que contestar. Era cierto que tenía ganas de verlo, lo amaba, pero no podía permitir que le haga daño otra vez. Siempre pedía perdón, le traía regalos después de maltratarla y el niño era demasiado pequeño  para percatarse de lo que ocurría. Cuando por fin había tomado la decisión de dejarlo pensó que su vida sin él era un desastre. Será que no se vivir sin golpes, caviló.  Seguramente me dirá lo mucho que me ama, que nos echa en falta a mí y a nuestro hijo, que no volverá a pasar, y yo con lo débil que soy  me voy a derretir como un helado. Paseó la mirada alrededor, y decidió entrar en la cafetería y tomar un café. Tal vez la cafeína ayudaría a su cerebro funcionar mejor. Sabía que cuando lo tenía cerca era incapaz de pensar con claridad. Debería darme la vuelta y volver a mi casa, se dijo pensativa, debería volver con mi hijo, y seguir con nuestras vidas lejos de él. Julia sentía que todo el mundo la miraba como reprochando su debilidad. Sabía que solo era su imaginación pero se sentía culpable de seguir amando un hombre como Marcos. Un hombre que descargaba su amargura maltratándola delante de un niño que no podía comprender, aun no, pero dentro de unos años comprendería, y sufriría. Pidió un café para llevar y caminó hacia el parque,  hacia la fuente con dos ángeles donde empezó su pesadilla diez años atrás. << el día que lo vi por primera vez, era tan guapo con aquellos ojos  oscuros como la noche, y  su dulce sonrisa, cuan estúpida había sido, mis amigas me lo advirtieron, pero no quise escuchar, no era capaz de ver más allá de sus ojos oscuros, no me había percatado de que su corazón era tan negro como su mirada. >>
  Julia empezó a sollozar sin darse cuenta, los recuerdos se arremolinaban en su interior  sabiendo que aquellos años los había perdido amando a Marcos más que a su propia vida. Se había alejado de toda su familia, de todos sus amigos, el los llamaba<<distracciones innecesarias>>.  Llevaba dos semanas viviendo en la casa de sus padres con su pequeño Raúl, había logrado escapar de las garras de Marcos y había huido, y ahora estaba aquí porque él la había llamado. Se toco el brazo que aún conservaba el recuerdo de la última paliza, acarició con movimientos casi mecánicos aquellos dos ángeles de piedra testigos de aquel primer encuentro, cuando se enamoró de su verdugo. Aquí  me pidió matrimonio, se dijo, aquí me juró el amor eterno y yo brillando más que el sol acepte a pesar de todas la advertencias.
Julia miró el reloj, ya casi era la hora, seguro que vendrá con un ramo de flores, también alguna joya, pensó volviendo a la plaza. Mi hijo no va sufrir, no va crecer presenciando las palizas de su padre. Salió del parque pensativa, la plaza estaba atestada de gente pero allí entre todo aquel vaivén él destacaba. Alto, fornido, con su cazadora negra y ese pelo negro escrutaba la multitud. Cuando la vio se le acercó lentamente como un depredador en el encuentro de su presa. Pero Julia  ya no quería ser su presa, ya no. Marcos llevaba un ramo de rosas y la miró con pesar.
Mi amor, dijo abrazándolaperdóname amor mío, lo siento tanto, me perdonarás, ¿verdad?
Marcos, tienes buen aspecto Julia se apartó de aquel abrazo que tanto había añorado.
Te he traído rosas, son tus favoritas, no sabes cómo te he echado en faltadijo Marcos con voz queda.
Era tan guapo que dolía mirarle y su corazón latía desbocado en su pecho.
Muy amable de tu partecontestó ella con una frialdad que no sentía Raúl está bien, gracias por preguntardijo con sarcasmo. Recibirás los papeles de divorcio muy pronto. Ah, no me llames a no ser que quieras ver a tu hijo, desgraciadamente lo sigue siendo, aunque pensándolo mejor es preferible que sigas de viaje. Cogió las rosas, las olió, y con una sonrisa le dio las espaldas.
Julia se encaminó hacia su coche sonriendo sin mirar atrás, me ha dejado algo que valió la pena pensó, Raúl me está esperando.


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